Aunque a veces se pueda pensar lo contrario, la infancia y la adolescencia no está exenta de preocupaciones y sufrimiento. Desde que nacemos estamos expuestos a gran cantidad de situaciones y problemas que ponen a prueba nuestra capacidad de adaptación, afrontamiento y superación. Y es precisamente en la infancia y en la adolescencia donde vamos llenando nuestra caja de herramientas con todos los utensilios y artilugios que necesitaremos para afrontar la vida adulta.

Una de las herramientas más importantes es la RESILIENCIA, RESISTENTES en castellano, es decir:

«la capacidad para hacer frente de forma eficaz a la adversidad, al trauma, las amenazas o a las fuentes estresantes»

Y la buena noticia es que la resiliencia se puede aprender y también enseñar.

La Asociación Americana de Psicología (APA) nos da los siguientes consejos para conseguirlo:

1. CREAR LAZOS SOCIALES

Estar en contacto con otras personas ayuda no sólo a crear grupos de apoyo sino también a fortalecer la resiliencia. Es importante que los niños y adolescentes hagan amigos, sientan que forman parte de un grupo y que desarrollen su empatía. Tampoco hay que olvidar que la familia puede convertirse en el mejor apoyo de los hijos, tanto para disfrutar de las alegrías como para ser el soporte ante los obstáculos con los que inevitablemente se irá encontrando.

2. ENSEÑAR A AYUDAR

En ocasiones tendemos a proteger en exceso a nuestros hijos, intentando que no sufran ni que sean partícipes del sufrimiento de los demás. Pero se ha demostrado que ayudar a otros que están pasando por un mal momento, permite que los niños y adolescentes superen la sensación de impotencia. Anima a los pequeños de la casa a participar en algún voluntariado, a ayudar a los hermanos pequeños con los deberes o en las tareas cotidianas. Se imaginativo, hay miles de cosas en las que tu hijo puede sentirse útil al mismo tiempo que ayuda a los demás.

3. SEGUIR UNA RUTINA

Los niños, sobre todo los más pequeños, necesitan las rutinas para establecer un orden en su mundo. Anima a tu hijo a desarrollar sus propias rutinas y ¡a cumplirlas!

4. TOMARSE UN RESPIRO

Aunque las rutinas son importantes también lo es el tiempo libre. Asegúrate que tu hijo dispone de pequeños respiros para poder jugar, desarrollar su creatividad y para relajarse. Un tiempo en el que puedan dejar aparcadas las preocupaciones y el estrés para distraerse y hacer cosas de niños.

5. ENSEÑAR CON EL EJEMPLO

Los niños, incluso los más pequeños, son como esponjas que absorben todo lo que ven y más aún si lo ven de sus padres. Somos los primeros modelos para nuestros hijos y los más importantes, por eso debemos dar buen ejemplo de hábitos saludables (comer bien, hacer deporte, descansar, relajarse, divertirse…). Todo esto les ayudará a mantenerse equilibrado y a manejar mejor los momentos de angustia y estrés.

6. ESTABLECER OBJETIVOS

Es importante que los niños aprendan a fijarse metas y expectativas realistas, y a dar los pasos necesarios para conseguirlas. También es clave que con cada pequeño avance  haya, por minúsculo que sea, se le felicite y elogie porque le ayudará a desarrollar una actitud positiva, centrándose en los logros en lugar de los fracasos, y fomentará la construcción de la capacidad de resiliencia para encarar los desafíos con optimismo y seguridad.

7. CONFIAR EN UNO MISMO

A veces nuestros hijos se ven incapaces de hacer frente a los retos de su día a día. Un buen ejercicio para prevenir esta sensación de incapacidad, es animar a su nuestros hijos a que recuerden situaciones complicadas que fueron capaces de superar  y cómo eso les ayudó a afrontar otros retos. Anímale a confiar en sí mismo cuando tenga que resolver un problema o tomar las decisiones y a ver la vida con humor, siendo incluso capaz de reírse de sus propios errores.

8.  MANTENER UNA ACTITUD POSITIVA

Ayudar a nuestros hijos a distanciarse emocionalmente de algo desagradable que les haya pasado puede ayudarles a tomar perspectiva, ser más creativos y a encararse a la situación con una actitud más positiva y constructiva. Debemos transmitir el mensaje de que a pesar de que nos encontremos con baches por el camino, podemos superarlos y seguir adelante con nuestras vidas.

9. APRENDER DE LO QUE NOS OCURRE

En los momentos malos, aprendemos mucho sobre nosotros mismos. Debemos transmitirles la idea de que de las cosas que nos pasan, buenas o malas, podemos sacar un aprendizaje para el futuro y que si se intenta, se puede ver el lado bueno de las cosas.

10. ACEPTAR QUE EL CAMBIO FORMA PARTE DE LA VIDA

Los cambios siempre van con nosotros, forman parte de la vida, y aunque no podemos escapar de ellos si podemos aprender a gestionarlos y a adaptarnos. Este mensaje es importante que nuestros hijos lo tengan presente porque para ellos los cambios suelen ser vividos con grandes dosis de angustia y estrés. Enseñémosles a adaptarse a la realidad y no a escapar de ella.

 

“Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida”

–Pitágoras-

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