Hoy en día, en esta sociedad tan competitiva, es difícil sentirse bien con uno mismo, sentirse a gusto y satisfecho siendo tal y como uno es, sin necesidad de ser más o mejor. Se fomenta la necesidad de sentirse “especial” y brillar… pero es, por definición, imposible que todos destaquemos siempre y estemos por encima de la media en cada situación a la que nos enfrentamos. Siempre va a haber alguien más exitoso, más inteligente, con un trabajo mejor,… y evitar asumirlo puede ocasionarnos más de un problema.
Permitir que nuestra autoestima dependa de nuestros éxitos nos convierte, por un lado, en una montaña rusa emocional: pasamos de lo más alto cuando las cosas nos salen como queremos, al batacazo en cuanto nos damos cuenta de que somos imperfectos (como todo ser humano…). Es en este momento cuando nos fustigamos y condenamos (“Soy inútil”, “no sirvo para nada,…”).
Por otro lado, a veces la necesidad de sentirnos especiales nos lleva a engordar nuestro ego, ignorando nuestros defectos, echando balones fuera o tratando de minusvalorar a los demás. Esto puede suponer un alivio temporal, pero evidentemente, a largo plazo pasa factura: nos impide aprender de los errores, madurar, crecer y dar lo mejor de nosotros mismos.
El problema reside en dónde colocamos el listón de “ser lo suficientemente válido”. Mientras nuestro objetivo sea la perfección o brillar, estamos abocados a una permanente insatisfacción con nosotros mismos. No es de extrañar que ahora mismo haya tantas personas sufriendo ansiedad, depresión, baja autoestima,…
No se puede dar lo que no se tiene… El que es excesivamente exigente consigo mismo, lo es también con los demás. El primer paso para ser amable con los otros es serlo con uno mismo.
¿Cuál es la solución?
- La amabilidad con uno mismo. Dejar de juzgarnos y simplemente aceptarnos de corazón. Esto implica eliminar todas las etiquetas con las que nos definimos: bueno, malo,… Juzgarnos y condenarnos no nos ayuda a ser mejor persona. Evidentemente, esto no significa permitirse un comportamiento laxo, frívolo o egoísta. Es positivo y sano plantearse retos cada día para crecer, esforzarnos por mejorar en lo que podamos, luchar por nuestras metas y aprender de nuestras meteduras de pata.
La amabilidad con uno mismo se refiere a querernos, aceptarnos incondicionalmente y tratarnos de forma benévola en lo bueno y en lo malo. Supone manejar nuestros errores como maestros que son, primero aceptándolos. Sólo de esta forma seremos capaces de ver la enseñanza que encierran. Implica aprender a vivir con actitud de mindfulness (aquí y ahora, percibiendo la experiencia tal y como es, sin ignorarla ni exagerarla).
- Plantéate como actuarías con un ser querido que estuviera en esta situación.
¿Qué le dirías? ¿Cómo le tratarías? - Cuida el lenguaje con que te hablas. A veces estamos acostumbrados a criticarnos permanentemente usando etiquetas peyorativas.
¿Hablarías de esta forma a un ser querido? Evita insultos, etiquetas,… - Trata de comprenderte: ¿Qué me llevó a actuar así?, ¿Qué emociones, puntos de vista o ideas me influyeron? ¿Conocía yo toda la información o me faltaban datos? ¿Cuál es mi historia?
- Acéptate, sin juzgarte, y perdónate: Desearía que esto no hubiera sucedido, pero actué de la mejor forma que supe en aquel momento…. Por desafortunada que fuera mi decisión, me acepto como alguien que, como todo ser humano, intenta sobrevivir.
- Extrae un aprendizaje para el futuro.
- Practica la meditación. Con ella lograrás ser más comprensivo contigo mismo, ver las cosas con perspectiva (ni más ni menos grave de lo que son), así como una mayor serenidad.
Renunciar a tener que ser perfecto, especial o mejor que los demás es una liberación. Nos permite concentrarnos de lleno en luchar por lograr nuestros objetivos y crecer, sin perder tiempo y energía en fustigarnos ante el mínimo error. La amabilidad con nosotros mismos nos ayuda a estar en paz y a orientarnos hacia lo que nos hará felices.
“Más importante que vencer a mil guerreros en mil batallas diferentes, es vencerse a uno mismo.»
Dhammapada
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!