¿Cuántas preocupaciones te han quitado la paz durante la última semana?, ¿consigues algo dando vueltas y más vueltas a tus pensamientos?
Lo que pensamos sobre nuestros problemas puede ser una carga mucho más grande que el problema en sí mismo. Ir soportando el peso de las preocupaciones todo el día no sirve de nada. Sólo conseguirás desesperarte, cansarte, pensar que todo va mal y robarte la energía que necesitas para vivir cada momento.
¿Quieres aprender a no dejarte arrastrar por tus preocupaciones? Sólo tienes que seguir nuestros consejos:
- ACEPTA QUE LA VIDA ESTÁ LLENA DE PROBLEMAS
Hay problemas grandes y problemas pequeños pero siempre habrá algo que te perturbe. Acepta que en algún momento la preocupación aparecerá en tu vida y aprende a convivir con ella. Si lo asumes como algo normal, te afectará mucho menos.
- DISTÁNCIATE DE LA PREOCUPACIÓN O DEL PROBLEMA PARA PODER TOMAR UNA ACTITUD MÁS CONSTRUCTIVA
Cuando estamos preocupados la mente se llena de pensamientos negativos (“y si esto no me sale cómo espero”, “esta situación me supera”, “¿por qué todo me pasa a mí?”). Y como hemos dicho en muchas ocasiones, si el pensamiento es negativo la emoción será desagradable y nos hará sentir mal.
Por tanto, teniendo en cuenta lo anterior, si nos distanciamos un poco del problema, la emoción no será tan intensa y valoraremos mejor las cosas. ¿Cómo conseguirlo? Utiliza estos trucos:
- Respira. A veces solo se necesita una pausa para ver las cosas desde otra perspectiva.
- Imagina que el problema lo tiene una amigo ¿qué le dirías para ayudarle? Pues háblate a ti mismo de igual manera.
- Utiliza el humor. Repite ese pensamiento negativo con voz de pito o de algún personaje que te haga gracia. En ocasiones desdramatizar un poco nos da otro ángulo desde el que mirar la realidad.
- TÓMATE EL PROBLEMA COMO UN RETO Y NO COMO UN OBSTÁCULO
La actitud lo es todo. Si tienes un problema cuya solución depende de ti, tienes que ponerte manos a la obra. Pero para garantizarte el éxito tienes que ir con la mejor de tus actitudes. Si te tomas las dificultades como una “pesadilla” te costará el doble afrontarlas. Recuerda que como dice Zig Ziglar “No puedes controlar todas las situaciones de tu vida pero sí puedes controlar todas tus actitudes hacia esas situaciones.”
- DATE CITA CON EL PROBLEMA
Cuando un problema se instala en tu mente y no te deja ni un minuto de tranquilidad, lo mejor es buscar un día y una hora para analizar lo que te preocupa. Coge lápiz y papel y vuelca en él todo lo que ronda por tu cabeza. Al posponer el enfrentarte al problema es posible que la emoción no sea tan intensa y veas las cosas de forma más realista y te sientas más capaz de abordarlo. Además, cuando escribimos se ordenan mucho las ideas y puedes descubrir información útil de la que no eras consciente.
- ASUME QUE HAY PROBLEMAS CUYA SOLUCIÓN NO DEPENDE DE TI
Así es. Si te paras a analizar los últimos problemas que te han preocupado, seguro que la solución de muchos de ellos no dependía de ti. En lugar de pensar “¿cómo soluciono este problema? piensa ¿qué puedo hacer yo para que esta situación me afecte menos? Este cambio de perspectiva te dará mucho más control sobre la situación y te sentirás infinitamente mejor.
- SI SIENTES QUE SOLO NO PUEDES, PIDE AYUDA
No dejes que las preocupaciones se enquisten y te roben toda tu energía. Una voz amiga puede ayudarte a aligerar tu carga. Si quieres, nosotras podemos ayudarte.
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